Noches árabes

Siguiendo nuestra reciente tradición de jornadas gastronómicas mensuales el fin de semana pasado fuimos a un restaurante libanés. En esta ocasión les tocaba elegir a Marta y a Pablo y nos llevaron a Las mil y una noches. De entrada las salas donde se cena son muy amplias, bien decoradas con motivos árabes y (sin lugar a dudas) lo mejor de todo libres de humos. No dejan fumar en todo el restaurante, eso si, si después de cenar te apetece una schischa (pipa de agua) puedes saciar esas ganas expulsando vapor de tus pulmones. Nosotros nos decantamos por el menú de degustación(24€), una buena elección si lo que quieres es probar de todo un poco y no sabes que elegir. Se compone de un primero con varias salsas tipo hummus (baba gannush), falaffel, dolma (rollitos de hoja de parra rellenos de arroz), y una ensalada llamada Fattush compuesta por verduras frescas con mucha hierbabuena. Si ya sólo con esto vas muy bien servido, en breve el camarero (este si que era árabe, por supuesto) te está trayendo el segundo. Cuatro platos enormes con rollitos libaneses, rellenos de tiras de pollo con lima y especias, enrolladas en pan de pita, simplemente delicioso. Otro plato con Cous cous (bien bueno, he de decir), un plato de Bamia (plato a base de exótica verdura, carne de ternera y tomate, servido con guarnición) y un plato de Tayin (guiso de carne con ciruelas pasas).
La cantidad y la calidad es excelente, tanto es así que aunque lo intentes acabar todo (por lo exquisito que está) resulta casi imposible.
Ya de postre te sirven Té con baklava (pastel elaborado con una pasta de nueces trituradas, distribuida en varias láminas de hojaldre y bañado en almíbar o jarabe de miel, relleno de pistachos). La mejor manera de terminar una buena cena libanesa. Además los findes de semana una sensual bailarina se contonea con el baile del vientre.
Señores, si lo que quieren es pasar una velada diferente disfrutando del próximo oriente no duden en probar la cómida libanesa, sin lugar a duda un placer de las mil y una noches.